5
El tiempo había pasado, la sangre vampirica que corría por las venas de la princesa ha despertado, ahora he sido relevada de mi deber, llegó la hora de cumplir mi promesa, con la muerte de todos los ancianos del consejo a manos de Kaname él se había convertido una vez más en el rey de toda nuestra raza, aunque nadie sabía que no era la primera vez, Yuuki ahora vive bajo tierra en la mansión que una vez abandonó a la fuerza, estudiando y aprendiendo a ser una sangre pura, Kaname había puesto su enseñanza en mis manos, ya que toda su vida la vivió como humana carecía de la delicadeza y los protocolos necesarios para ser una princesa sangre pura.
Durante todo un año estuve a cargo de su instrucción, a Kaname le gustaba verla con el cabello largo y con zapatos delicados, lo cual me fue muy difícil alcanzar, ya que su personalidad chocaba con esa imagen, sin embargo me alegraba saber que ella me veía como un ejemplo a seguir; muchas veces tuve que dejar las lecciones a cargo de una de las estudiantes de la clase nocturna, aunque ella no lo aceptaba tan placenteramente, era una noble con orgullo que obedecía a los sangre pura cuando le daban una orden, mientras tanto el mas leal de los amigos de Kaname se encargaba de los estudios en historia y calculo que eran su mayor dificultad, todos intentábamos convertirla en una prometida adecuada para Kaname y en una reina apropiada para todos los demás.
Yo era la segunda al mando, Kaname daba las ordenes y yo me encargaba que se cumplieran a cabalidad, después de todo no había nadie más apto para el papel, éramos los más viejos, los que más habíamos vivido, por lo tanto no cometeríamos errores de novato y menos en esos momentos cuando toda nuestra raza estaba en confusión.
Sin embargo, pasó algo que nadie se esperaba, los rumores han comenzado a correr, la muerte de Aido-dono quien seguía al rey con todo su corazón, y lo más escandaloso… a manos de Kaname, un crimen y uno muy atroz, era verdad? Ahora Kaname era de nuevo la cabeza de la raza, y la tenía a ella a su lado, entonces que más quería?, todos comenzaron a buscarlo de manera desesperada, el líder de toda la raza había enloquecido, no podía soportar las ridículas estupideces que comenzaron a correr como el fuego, todo el orden que habíamos logrado restaurar después que el consejo de ancianos había sido exterminado se estaba derrumbando poco a poco, toda la responsabilidad caía sobre la siguiente Kuran, pobre Yuuki, en verdad es mucho peso para alguien que aun no comprende lo que significa ser una princesa sangre pura.
Muchos nobles, recurrieron a mí pidiéndome que fuera yo quien tomara el lugar de Kaname, después de todo siendo la segunda en mando era mi deber, aun así ese derecho le correspondía a Yuuki como heredera de la casa Kuran y prometida de Kaname, pasara lo que pasara debíamos conservar al menos eso; sin embargo las cosas poco a poco comenzaron a caer en caos, los vampiros más jóvenes llenos de rebeldía al ver que no había orden en su gobierno, cayeron en anarquía, y comenzaron a romper la más estricta orden “no atacar humanos”, las muertes no se hicieron esperar, era cuestión de tiempo para que se creara un caos enorme y para que la guerra comenzara, Kaien era ahora el presidente de la asociación de cazadores, e inmediatamente Kaname desapareció comenzaron las ordenes de exterminio para los cazadores, “todo vampiro que infrinja la ley debe ser castigado con la muerte” yo estuve de acuerdo, y así comenzó un infierno.
Yuuki vino a verme descompuesta por la confusión, ella había visto con sus propios ojos como Kaname había asesinado a su más leal sirviente, y luego había desaparecido sin dejar rastro, en sus ojos vi como su interior se derrumbaba poco a poco, no podía creerlo, no lograba encontrar ninguna lógica a lo que estaba pasando.
Kaname siempre utilizaba a todos los que estábamos a su alrededor como fichas en su juego, y él siempre era el rey, todos teníamos un propósito incluso yo, incontables veces metió en algún bolsillo de mi abrigo una “reina blanca”, y yo en retorno le daba un “rey negro”, cuando una ficha le era innecesaria la destruía tanto en el tablero como en la vida, todos los movimientos siempre fueron para proteger a Yuuki su “reina negra”, y yo lo sabía.
Siempre le decía que no importara lo que planeara siempre lo iba a apoyar, así que no era necesario conocer cuales eran sus planes sin embargo de una manera u otra siempre terminaba adivinándolo o simplemente antes de hacer su movimiento consultaba primero conmigo, pero ahora… nada tenía sentido, si el objetivo era protegerla a ella, por qué abandonarla? Era claro que todos iban a ir tras ella como una jauría de lobos listos para acabarla en cuanto él les diera la oportunidad, quizás quería que yo la cuidara, pero si era así porque no decírmelo.
Aconsejé a Yuuki para que volviera a la academia después de todo había pasado solo un año desde que sus recuerdos habían vuelto y forzarla a convertirse en una líder competente y confiable era demasiado pedir, así que decidió volver, allí estaría bajo la protección de Kaien y ese era el mejor lugar para refugiarse; mientras tanto yo me encargué de todo, puse una legión de vampiros a buscar a Kaname, él debía dar una explicación, yo estaba segura que todo lo que hacía tenía una razón, pero huir de esa manera no dejaba más que interrogantes listos para ser contestados a base de especulaciones, por aquellos que se oponían a él, cada vez había más gente revelándose y me costaba mucho trabajo buscar a Kaname y controlar la situación, aunque he de decir que la ayuda de la asociación fue realmente útil.
Las cosas empeoraron cuando comenzaron a ser asesinados los lideres de las casas sangre pura, en el mundo solo quedamos 27 sangre pura en total así que la muerte de uno de nosotros es un duelo para nuestra raza, así que cuando comenzaron a morir uno tras otro, las sospechas apuntaban a Kaname, en verdad ¿había perdido la razón?, cuando fueron confirmadas las muertes también se confirmo que había sido Kaname quien los había asesinado.
El pánico comenzó a roer el corazón de todos, quizás Kaname había perdido la cabeza como Shizuka-sama, porqué habría de matar a los sangre pura?. Llena de dudas y confusiones fui a la academia a hablar con Kaien, había pasado ya un tiempo desde que lo había visto por última vez, ya era costumbre visitarlo al borde de la inconsciencia para beber de él aquello que tanto deseaba, así que no era extraña mi presencia, cuando entré en la oficina también se encontraba allí Kyriu Zero, el cazador que había logrado escapar del nivel E gracias a la sangre no solo de Kaname sino de Yuuki, su olor era extraño, una mezcla de enemigos mortales, debía sentirse realmente sólo, después de todo no era ni un cazador ni un vampiro, y ahora era el sucesor de Kaien como presidente de la asociación de cazadores, realmente es mucho peso para un mocoso como ese, aunque Kaname le dio utilidad, como “el caballo que protege a la reina” aun así, a mi no me agradaba mucho, después de lastima no tenía ningún sentimiento por el.
- Las cosas se están saliendo de control Nahomi, debemos encontrar a Kaname.
- Lo se … pero esa es mi tarea.
- Sabes que si un cazador lo encuentra primero, intentara matarlo.
- Y tu sabes que ese cazador entonces morirá.
Puse una venda sobre mis ojos, los hechos estaban claros pero yo no lo quería aceptar mi fe es absoluta, y siempre estaba al lado de Kaname no importa cuales sean las circunstancias.
Con ese pensamiento me alejé de allí y busque a Yuuki, aun seguía preocupada por ella, después de todo Kaname nos había traicionado a todos. Comenzamos a hablar y comentó que Kaname le había dicho que deseaba un mundo mejor para ella.
Quizás no era nada, pero esas palabras me hicieron recordar, aquellas luchas milenarias que habíamos librado hacia ya tanto tiempo, sufríamos al matar a nuestros hermanos pero Kaname siempre me decía: “debemos derramar esta sangre por un mundo mejor”, eso era? Esa era la razón por la cual todo estaba ocurriendo?, en verdad quería acabar con los sangre pura para que ella pudiera vivir en un mundo mas feliz?...
Me despedí y le pedí que fuera fuerte, después de todo todos estaban haciendo un gran esfuerzo para superar todo lo que estaba ocurriendo, cuando salía de la academia vi de nuevo al cazador, me miraba con ojos de odio, pero al mismo tiempo brillaban ante el olor de mi sangre,
-¿Tienes hambre, pequeño?
Dije con un tono de burla, él me devolvió la mirada de una fiera a la que le jalan la cola, los niños de hoy en día, se enojan con tanta facilidad.
Y así pasaron los días, entre más muertes causadas por Kaname y ninguna pista de su paradero, cuando hallábamos algo útil él ya había cambiado de posición, me sentía jugando al gato y al ratón, realmente siempre he odiado ese juego.
Un día encontré sobre mi escritorio un sobre que tenia mi nombre escrito con un caligrafía perfecta, de inmediato reconocí la letra, ¡era Kaname! Sin abrir el sobre salí corriendo y pregunté a todos de donde había salido eso, sin embargo nadie lo sabía, aparentemente ese escurridizo ratón había entrado a mi oficina y me había dejado la nota sin que nadie lo notara.
Entré de nuevo y me senté tratando de conservar ese momento como solemne, intenté buscar en el sobre cualquier olor que me diera una pista sobre su paradero pero debí imaginarme que no iba a ser tan sencillo, abrí el sobre, y dentro se encontraba una nota.
Gracias.
¿Qué significaba? No podía entender nada de lo que ocurría y todo esto estaba sacándome de mis casillas. Necesitaba encontrarlo, puse sobre aviso a todos aquellos que estaban tras el paradero de Kaname y les pedí que si lo encontraban no hicieran ningún movimiento apresurado, debían ser cuidadosos si no querían terminar muertos, y debía ser yo la primera en saber de cualquier pista, incluso antes que Yuuki, eso solo le traería problemas
Luego de unos días, uno de los vampiros de clase baja que estaban buscando pistas sobre el paradero de mi ratón, llegó a mí, y me explicó como todo el equipo de investigadores había llegado a la conclusión que el objetivo de Kaname era realmente acabar con los sangre pura.
Me pidió que me escondiera, ya que estaba en peligro igual que los demás, sin embargo lo tranquilicé y le pedí de favor que hiciera lo mismo con sus compañeros. Aun si Kaname estaba acabando con los sangre pura, yo no era cualquiera y matarme a mí le sería más difícil que asesinar a los demás.
Con mis sospechas confirmadas era solo cuestión de tiempo para que esa información también llegara a oídos de la asociación de cazadores, así que antes que eso ocurriera decidí yo misma ir y compartir la información después de todo me resultaba conveniente tener a los cazadores de mi lado. Debido a la serie de hechizos que custodian la puerta de la asociación evitando la entrada a cualquiera de mi raza, fue necesario que Kaien saliera y me tomara en brazos de esa manera podría cruzar la puerta sin hacerme daño. Salió y con una estúpida sonrisa que me sonrojaba y me levantó en sus brazos
- Hacía tiempo no te llevaba de esta manera.
- Cállate.
Entramos a su oficina y comencé con mi relato, su imagen era de piedra, ni un solo gesto, ni una sola reacción, parece que después de todo Kaien también había llegado a esa conclusión antes que fuera oficial.
- Y ¿Qué piensas hacer si resulta ser cierto? -Preguntó Kaien-
- Sabes que mi lealtad está con Kaname, estoy segura que todo lo que hace tiene una buena explicación.
- Deberías ser algo más cuidadosa.
- Acaso estas preocupado por mi Kaien-Chan? -Dije con un pequeño tono burlón-
Subió la vista con oscuridad en sus ojos color oro, tanta ternura que esa mirada me llenó el corazón de lagrimas
- Realmente crees que no lo estaría?, si es verdad que Kaname-Kun tiene planeado acabar con todos los sangre pura no es posible evitar preocuparme por ti.
De alguna manera el ambiente cambio por completo, ni siquiera él sabía la relación que existía entre Kaname y yo, y mucho menos conocía la profundidad de mi fe, cualquier cosa que planeara, yo lo ayudaría en lo que pudiera.
Me puse de pie y con una reverencia agradecí a Kaien por su preocupación, y me acerqué a la puerta, él se levanto tras de mi y puso de golpe sus manos contra la puerta evitándome salir, mi rostro quedó al frente de aquella fría madera y con sus brazos encarcelándome pude sentir la ira que emanaba de su cuerpo.
-¡Deja de ser irresponsable contigo misma, piensa un poco más en los que te rodean!
¿En verdad estaba tan preocupado?, ¿Tan poca confianza tenía en mis propias habilidades?, parece que ha pasado demasiado tiempo en calma me molestaba que me tratara como una pequeña niña indefensa.
- Kaien, parece que olvidas con quien estas hablando,
Dije mientras lentamente daba la vuelta dentro del pequeño cuadro que había quedado entre sus brazos y la puerta, quedando a pocos centímetros de su cuerpo, él notó el tono alterado de mi voz pero aun así continuo.
- Cómo olvidarlo, eres nao-Chan....mi nao-Chan
- No Kaien, no lo soy, soy Higurashi Nahomi, la princesa heredera de la casa Higurashi y por sobre todas las cosas, soy una vampiresa sangre pura.
Mi sangre hervía, me estaba subestimando, no debía olvidar mi naturaleza, y sobre todo no debía olvidar mi fuerza, así que como recordatorio, empujé su cuerpo con mis manos hasta tumbarlo en el suelo, allí contra el suelo forzando mi fuerza contra su cuerpo, decidí dejar marca de mi decisión, sus brazos detenidos con los míos, y mis ojos brillando del color de la sangre, le recordarían, que no era ninguna niña indefensa, sin embargo él me miro, se atrevió a mirarme con unos ojos tristes, que emulaban a los de Kaname, ¿Qué era? Acaso... ¿Lastima? Tenía que dejar de mirarme así, esos ojos tan puros me lastimaban, por favor deja de mirarme, por favor aleja esa mirada que quema, no podía soportar esos ojos, bajé mi cabeza con violencia y hundí en su cuello la marca de mi estirpe, nada más podría alejarme de esa mirada, y nada más podría recordarle mejor la oscuridad de mi corazón. El sonido de su sangre saliendo de su cuerpo y entrando al mío, los latidos de nuestros corazones sincronizándose en un solo golpe, no había mejor prueba; luego de llenar hasta el tope mi cuerpo con su sangre, me puse de pie, lista para mi castigo, después de todo el beber sangre de un humano sin su consentimiento era una ley inquebrantable, y hacerlo del cuerpo del presidente de la asociación de cazadores era impensable. Él también se puso de pie y en silencio se acercó a la puerta la abrió lo más que pudo y volvió a mi, me tomó de la cintura y me cargó como a una novia.
- no puedes salir de este edificio sin que un cazador te lleve en brazos, y no dejaría que nadie además de mi lo hiciera.
- ¿De qué hablas? ¿No vas a hacer nada acerca de lo que acaba de ocurrir?
Él me sonrío, y no pude evitar bajar mi rostro sonrojado a causa de esa sonrisa, alrededor, todos nos estaban mirando, era obvio que todos se habían dado cuenta de lo ocurrido, pero por supuesto nadie podía objetar contra el presidente, ni mucho menos atacar a un sangre pura sin razón, a menos claro que deseara una rápida muerte.
Me dejó fuera del edificio de la asociación, donde me esperaban mis guardaespaldas, me puso en el suelo
-adiós, cuídate mucho.
Y sin decir nada mas, dio la vuelta y volvió dentro.
Pasaron los días y la situación no mejoraba, cada pista que teníamos nos llevaba a un callejón sin salida, los planes de Kaname eran cada vez más confusos y con la asociación acabando con decenas de vampiros cada noche, se podía sentir una guerra en camino.
Una noche salí del laboratorio, a solo minutos de que saliera el sol llegué a la mansión, exhausta y agobiada por mil pensamientos, la mayoría de ellos relacionados al escape de Kaname subí para darme una ducha y luego descansar. Mi cuarto estaba oscuro, el sol ya estaba en lo alto del firmamento pero mis gruesas y pesadas cortinas, me cubrían de cualquier rayo intruso, así aunque en el exterior estuviera el cielo tan azul como pudiera, el interior de mi casa solo se iluminaba con las lámparas antiguas que cuelgan del techo.
Recostada en mi cama, por supuesto sin lograr conciliar el sueño, simplemente mirando a la oscuridad inmensa que solo me permitía divisar los limites de mi propio cuerpo, allí ensimismada en pensamientos, llegó a mi un aroma milenario, tan gravado en mi cuerpo como el color de sus ojos, era Kaname, su aroma y segundos después su silueta, inmutable se dibujó su cuerpo en la oscuridad de mi habitación; me senté de un solo golpe, lo bombardee con mil preguntas, ¿Donde había estado? ¿Qué había estado haciendo? ¿Porqué había asesinado a Aido-dono? Pero él seguía en silencio, allí con el tiempo detenido, ni un solo músculo de su cuerpo se movía; entonces entendí que no estaba allí para responder mis preguntas, bajé la cabeza tratando que el torbellino de pensamientos, volviera a la calma, ahora lo más importante era que él estaba allí, sin importar la razón él se encontraba frente a mi, entendí que solo necesitaba saber una cosa.
-Kaname, no necesito saber que planeas, solo dime algo… ¿tiene sentido?
Su rostro dio la vuelta para ver el mío, sus ojos del color de la sangre se fijaron sobre mí.
- Lo tiene- dijo con voz firme
Entonces asentí, y volví a acostarme, golpee con mi palma el lado vacío de mi cama, aunque fuera una última vez quería poder soñar, antes que volviera a desvanecerse en la oscuridad sin dejar ningún rastro, quería poder soñar una última vez bajo su abrigo; y así siguiendo mi invitación se tendió en mi lado, su olor embargo todo lo que conocía como propio, era de esperarse que después de su ausencia, mi cuerpo se sobresaltara al tenerlo una vez más a mi lado.
-una noche mas…
Susurré mientras sus dedos revolvían mi cabello, siempre estaré de su parte, siempre lo auxiliaré cuando me necesite, y pensando esto mis ojos se cerraron ante la ternura de su toque.
En mis sueños, pude sentir el calor del sol, mientras la brisa movía las plantas que crecían alrededor de el lago en el cual me encontraba, en un pequeño bote que se movía al ritmo de viento, me dirigía a una pequeña isla en medio de aquel lago, allí esperándome había alguien, no se quien era, no recuerdo su rostro, pero me extendía su mano, y cuando solo me faltaba un poco para alcanzarla… desperté.
Listo para escabullirse sin siquiera verme una vez más a los ojos, encontré a Kaname observando las fotografías que exhibía sobre la chimenea de mi habitación; se dio la vuelta y sin mirarme se dirigió a la ventana
- Volveré cuando el sol salga de nuevo
Abrió la ventana y los rayos del atardecer deslumbraron mis ojos, así con esa promesa desapareció de nuevo, salté de las cobijas e intenté seguirlo con mis ojos pero fue inútil había desaparecido por completo… de nuevo.
La noche comenzaba a caer, se abría de nuevo el momento de los vampiros.
Tenía que ir a la academia, tenía que ver a Kaien y Yuuki, y no había tiempo que perder, sería inútil tratar de perseguir a Kaname, además volvería a verlo después que el sol saliera de nuevo, después de todo lo había prometido, y Kaname siempre cumplía sus promesas.
Al llegar a la academia, decidí visitar primero a la princesa Kuran, a sabiendas que Kaien habría de sentir mi presencia en el mismo instante en el que llegara; crucé la academia y el puente para llegar al dormitorio de la clase nocturna, todos se encontraban en clases así que pude recorrer el dormitorio mientras ellos terminaban, por supuesto solo podía hacerlo yo gracias a mis privilegios de princesa, cuando llegaron todos estaban muy sorprendidos por mi presencia y Yuuki se lanzó a mis brazos, era evidente que la carga que llevaba estaba apunto de derrumbarla, fuimos al cuarto adecuado para ella y allí pude ver el limite de su desesperación, no saber el paradero de Kaname y mucho menos de sus planes estaba acabando con su cordura, por supuesto yo no tenía ninguna intención de dejarle saber que su prometido había estado hacía solo unas horas a mi lado; eso solo le traería mas problemas, además aun es inmadura, la prudencia se escapa de sus acciones por lo que no era conveniente dejarle saber toda la historia.
Entre sus palabras noté que en su confianza comenzaban a aparecer grietas, la “traición de Kaname” como ella misma la nombró la tenía contra la espada y la pared, comenzaba a creer en las palabras viciosas de personas mal intencionadas, y eso me hería profundamente, debía saber, debía entender.
-¡Yuuki!, que ocurre contigo, acaso no sabes que todo lo que ha hecho Kaname a lo largo de su vida todo ha sido por ti? ¿Por tu bien? Para darte un mundo mejor en el cual puedas sonreír desde el fondo de tu corazón?
Ella estaba atónita, vi sorpresa en sus ojos como si acabase de leer su corazón, agacho avergonzada la mirada.
- nunca le pedí que lo hiciera.
No podía creer esas palabras, él lo estaba arriesgando todo, estaba sacrificando al mundo por ella y ¿Éste era su pago? No pude evitar que mi mano golpeara contra su rostro, ella debía entenderlo, debía saber que no permitiría esto.
-yo lo he cuidado por ti, lo he protegido, he puesto guardia en su corazón para que nadie lo dañe, sin embargo ahora es tu turno y no puedes dudar. Debes ser leal, debes amarlo más que a nadie, él debe ser la única persona en tu mente y en tu corazón. Yuuki, yo ya no me quedare a su lado, esta vez, debes asumir esa responsabilidad.
Puse mis brazos a su alrededor, y le supliqué una vez más que escuchara solo a su corazón y no a las palabras venenosas de los demás, ella sería ahora su sostén, ahora quedaba en sus manos la responsabilidad de hacerlo feliz, su sonrisa es lo que más atesoro en el mundo, por eso solo a ella puedo confiarle ese tesoro. Con esa suplica en su oído salí de la habitación.
La siguiente parada era la oficina de Kaien, él debía estarme esperando con mi té favorito como siempre, y por supuesto un abrazo que me asfixiaría por un instante, cuando llegué allí, ocurrió exactamente lo que había pensado, se lanzó sobre mi como un preescolar y después de las quejas de rigor acerca de mis esporádicas visitas, tomamos mi té favorito, él fue afortunado y una rama se encontraba flotando en su taza. Le di un beso en la frente por su buena suerte y me senté en el sofá, él me siguió y conversamos durante horas, acerca de aquel tiempo en que vivimos en la pequeña casa en la ciudad, me comentó que ahora era el chico cazador quien vivía allí, y yo le confíe acerca de los momentos en los que me escabullía para ir allí de nuevo y ver el mundo a través de la pequeña ventana de la que una vez fue mi habitación.
Reímos como si nada del mundo nos afectara, no importaban las muertes, ni los conflictos entre razas, no importaba que él fuera el presidente de la asociación de cazadores y que yo fuera la princesa sangre pura heredera de la casa Higurashi, solo éramos él y yo, y nadie nos interrumpía, una de las ventajas de la vida bajo las sombras es que no hay mucha actividad escolar en esos momentos.
Sin embargo no podía salir de allí esa noche, sin preguntarle aquello que hacía años torturaba mis pensamientos, el único humano que jamás pude descifrar, era el único al que realmente me gustaría entender. Así las risas se apagaron, y mis ojos se fijaron en el suelo porque de ninguna manera podría armarme de semejante valor para verlo a los ojos.
-Kaien, necesito saber algo y no me iré de aquí esta noche hasta que me respondas con la verdad.
Mi corazón latía tan fuerte que podía escucharse en toda la habitación, creo que entendió lo que estaba a punto de decir así que puso su expresión más seria y asintió con la cabeza.
- es posible enamorarse de alguien y no darse cuenta?
Kaien me miró por un segundo sorprendido por mi pregunta y a continuación una sonrisa tan amplia que podría haber contado sus dientes se dibujó en su rostro.
- no lo sé, siempre que me enamoro me doy cuenta. ¡¿Por qué acaso mi nao-Chan esta enamorada de alguien más?!!! Ohh.. se me parte el corazón.
- Deja de pretender que no sabes nada, hazte responsable de mis sentimientos. ¬¬
- Ahh?? … quii...eres … que me haga …
- Quiero que te responsabilices así sea una única vez por los sentimientos que has provocado en mi corazón.
- Na-a..o-chan
Mi rostro estaba tan rojo que ya no parecía una vampiresa, mis brazos escondidos entre mis piernas y mi mirada aun clavada en el suelo, mostraban aun más la vergüenza que sentía por exponerme de esa manera sin embargo casi gritando le dije…
- si … si es que no sientes nada por mi, entonces por favor, dímelo de una buena vez, pero deja de torturarme con indirectas.
Mis ojos se cerraron por la vergüenza, realmente no había pensado mucho acerca de lo que debía decir, y todo había salido tan naturalmente que era impropio de una princesa exponer sus sentimientos de esa manera.
Sin levantar el rostro, escuché como Kaien se ponía de pie y se acercaba a mi, entonces mi cuerpo se volvió de piedra apreté los ojos y las manos lo más fuerte que pude, pero entonces sentí como él tomaba mi mentón con sus dedos y de un solo movimiento subía mi mirada del suelo, abrí los ojos pero antes que pudiera reaccionar él se acercó y me beso, un beso, tan simple pero tan poderoso que volvió de goma la piedra, era cierto mi corazón estaba dividido en dos, ahora era claro, ese beso me recordaba la felicidad, la calidez, me recordaba aquel sol y aquel bote en el que en mi sueño me sentía tan segura.
- no puedo decirte que no siento nada, eso sería mentir, sin embargo ha pasado tanto tiempo desde que ame y no me amaron que temo que sea un capricho de princesa.
Estaba escuchándolo, el sonido de una puerta al abrirse, su corazón daba vistos de luz, tan brillante que cegaban; ¿Ese era su miedo? Que mis sentimientos ¿fueran caprichosos?, si conociera la verdad, mi historia, mi pasado, sabría que los caprichos no son algo que le ocurra a alguien de mi edad.
Me puse de pie y lo abracé tan fuerte como pude, allí intentando unir con mis brazos un trozo de él a mi cuerpo le di las gracias por haberme dado la felicidad que ahora era completa ya no necesitaba nada más, el resto de la noche la pasamos hablando, riendo, recordando, imaginando lo que sería volver a esa época tan feliz, lo que sería no tener el yugo de la raza sobre nosotros, y fue en ese momento que entendí lo que Kaname quería lograr, quería eliminar ese yugo, quería que ella fuera libre, buscaba la libertad y entonces mi corazón sonrío, de nuevo veía claras sus intenciones y podía aceptarlas.
Comenzó a amanecer así que decidí volver, después de todo Kaname iría, conforme a su promesa volvería a mis brazos, a Kaien le di un beso lleno de mis sentimientos para que entendiera por completo lo cálido de mi corazón, y lo sincero de mis sentimientos, y así volví a casa.
Cuando entré de nuevo a mi habitación allí estaba él, acorde con su promesa sentado en un sillón, con una de nuestras fotografías en sus manos, sonriendo por un recuerdo, los recuerdos, que cosas tan maravillosas que nos dejar viajar a momentos más felices así a nuestro alrededor no haya más que tragedia.
- Realmente ha sido mucho tiempo no es así Nahomi.
- Lo es, y aun así aquí estamos, igual que la primera vez.
Se puso de pie, y se acercó a mí, pude sentir una vez más su esencia, que llenaba todos mis sentidos.
- Que afortunada soy, tener a gente tan maravillosa que trajo a mi vida tanta felicidad.
- ¿Eres feliz?
- Lo soy.
- Nahomi, ¿confías en mí?
- Siempre.
Puso sus brazos a mi alrededor, y dejó caer su cabeza sobre mis hombros, como un pequeño niño buscando refugio, yo acaricié su cabello, tan suave que parecía que estuviera tocando seda, me apretó fuerte entre sus brazos, me sentí tan feliz de ser yo quien pudiera oler su cabello y sentir sus brazos a mi alrededor
- Después de todo en verdad eres un buen niño Kaname, estarás bien incluso si ésta vez no me quedo a tu lado.
Y entonces, su mano atravesó mi pecho arrancando mi corazón que tanto le pertenece, todo es por el bien de un mundo sin yugo, mi corazón allí en su mano latiendo por última vez le recordaba el inmenso amor que le profesaba, sin fuerzas desfallecí, pero él me contuvo en sus brazos, cuando subí la mirada su rostro estaba húmedo, las lagrimas salían de sus ojos, tenía razón, acabar conmigo era mas difícil que con los demás, sus ojos brillaban, el olor de mi sangre despertaba sus recuerdos.
- tómala- susurré con el último aliento que quedaba en mi voz, mientras mi cuerpo desaparecía poco a poco tomé su rostro y limpié sus lagrimas, no debía llorar, ya que me prometió que todo tenia sentido; sus lagrimas, eran cálidas me recordaban el lago en que flotaba suavemente mientras dormía así que por el bien de un mundo mejor, llevé con mi manos sus labios hasta mi cuello y sentí como lentamente me fundía con él, el último regalo que le puedo dar, es mi legado, mi poder para que cumpla sus metas y sea feliz.
Así esta vez en verdad pude descansar, dejando todo de mí en el mundo, mi alma se fundió con las estrellas y mi corazón que dejó de latir sobre su mano no llevó arrepentimientos.
Escrito por:
Victoria Alejandra Carvajalino Bernal
No hay comentarios:
Publicar un comentario