domingo, 3 de noviembre de 2013

Vampire Knight: Nahomi Higurashi CAPITULO 4



4
Durante el tiempo en que estuvo en la academia, Kaien intentó convencerme para que también asistiera, sin embargo sabía que el consejo metería sus sucias manos en los asuntos de la academia si sabían que dos sangre pura estaban allí, así que me rehúse, además era de esperarse que se dieran malos entendidos gracias a la relación que existía entre no solo Kaname sino entre Kaien y yo, así que me concentré en cumplir con mis obligaciones.

Uno de los negocios de la familia es la producción y distribución de la tableta de sangre artificial que satisface la sed de nuestra raza, así que estuve más involucrada que nunca en evitar el ataque a humanos por vampiros.

Así que por un tiempo cada quien se ocupaba de sus propios asuntos, quise alejarme un poco de ambos ya que les hacia daño solo con mi presencia, Kaname se sentía culpable cada vez que me miraba a los ojos, y Kaien siempre me recibía con un abrazo más que ridículo y con quejas interminables del porqué no lo visitaba más a menudo, pero era lo suficientemente obvio al menos para mis ojos que en medio de esa actitud infantil que rivalizaba con la mía, al responder a sus quejas con el mismo tono consentido, él estaba igual de inquieto que yo por las represalias que pudiera tomar no solo el consejo sino la asociación de cazadores.

Es difícil explicar como funcionaba el consejo de ancianos, ahora que gracias a Kaname ya no existe, sin embargo una cosa hay que tener clara, buscaban sobre todas las cosas la conservación del orgullo que les traíamos los sangre  pura así que organizaban matrimonios entre nosotros a su conveniencia, desde que los Kuran murieron hubo siempre una cantidad impresionante de pretendientes para él. Para guardar apariencias, Kaname y yo decidimos que daríamos la noticia de nuestro compromiso en cuanto él cumpliera los 16 años, así que bajo esa mentira tuvimos a todos controlados por un tiempo, sin embargo, cuando se descubrió que todo era una fachada, comenzaron a acosarnos para prometernos lo antes posible, por supuesto ninguno de los dos aceptamos después de todo él ya tenía a Yuuki y yo… mi corazón tiene un sobrecargo, intentar amar a otra persona más sería absurdo.

Así que ignorándolos a todos yo me refugie en Kaien al mismo tiempo  que Kaname se refugiaba en mi, mi corazón comenzaba a dar vueltas, sentía tanto que no podía distinguir cada uno de esos sentimientos, era claro que amaba a Kaname, pero también era claro que había decidido renunciar a mis sentimientos, ya no se aceleraba mi corazón cuando lo veía, al menos no tanto como antes, me había convertido sin darme cuenta en la confidente de sus miedos y arrepentimientos, aunque el oficio resultaba algo masoquista, al tener que oír por mi misma, lo torturante que era para él, no poderla besar cuando la tenía cerca, no poder siquiera estrecharla entre sus brazos, aun cuando la veía siempre. Siempre me pregunte si habría notado en mis ojos el dolor de mi corazón cada vez que recostando su cabeza en mi regazo, caía dormido siempre susurrando su nombre, pero aun así, yo también me aprovechaba de Kaien para cumplir aquel trabajo tan mortificante, sin embargo la sensación era distinta, para Kaname yo era su mejor amiga, su confidente, prácticamente su diario, en mí descargaba todo lo que no podía demostrar a los demás, yo conozco su debilidad, he probado sus lagrimas y eso es un privilegio que ostento como exclusivo, pero Kaien... no sé siquiera como comenzar a explicarlo, él se convirtió paulatinamente en los latidos de mi corazón, tanto así que si no lo escuchara dejaría de latir, él es la rama de la cual se sostiene mi frágil existencia, ha llenado tantos vacíos en mi vida que ahora creo que hay más de él en mí que de mi misma, tan dependiente, tan absurda, que no logro concebir mi vida sin él, sabes, los sangre pura solo podemos quedar satisfechos con la sangre de la persona a la que amamos, creo que puedo explicarme mejor si doy un ejemplo.

Si un humano es mordido por un vampiro de sangre pura, se convierte poco a poco en una criatura sin razón, llegando al “nivel e” donde pierde totalmente el sentido de su humanidad, aquellos exhúmanos que llegan a éste punto no les espera nada más que la muerte, sin embargo, los sangre pura tenemos tal control sobre nuestros instintos que podríamos llegar a estar cubiertos completamente de sangre y aun así no caeríamos en la tentación, por mucho tiempo me culpe por los oscuros pensamientos que cruzaban mi mente cada vez que tenía cerca a Kaien, durante toda la eternidad, la única sangre que había bebido conscientemente era la de Kaname y siempre quedaba satisfecha, desde que ambos despertamos ha sido igual, solo bebía de su sangre, y él bebía de la mía ya que no podía poner sus colmillos sobre la de Yuuki, imagino que nunca quedo realmente satisfecho, pero era demasiado adorable para admitirlo, sin embargo, cada vez se fue haciendo más y más grande mi deseo por beber hasta la última gota de su cuerpo, no era igual, cada vez que me detenía cada músculo de mi cuerpo me empujaba de nuevo a su cuello, quería más, necesitaba más, Kaname notó que su sangre ya no era suficiente y entre risas insinúo, “quizás ahora tu corazón ya no es solo mío”, aunque él lo decía como una broma, el tiempo a mi alrededor se detuvo por un segundo, la imagen de Kaien llegó a mí como un baño de agua fría, estaba tan acostumbrada a amar a Kaname que no sabía que podría ocurrir si lo que estaba diciendo era verdad, realmente soy el tipo de persona que se puede enamorar de alguien sin siquiera darse cuenta, después de todo así ocurrió la primera vez

Luego de eso no podía estar cerca de Kaien sin que imágenes oscuras se apoderaran de mi mente, no sé si él habrá notado algún cambio en mi, yo trataba de disimular lo mejor que pusiese sin embargo me era muy difícil ocultar la sed, ¿Qué ocurriría si en verdad mi corazón estaba siendo conquistado por él? Realmente no podría saberlo nunca ya que después de todo él seguía siendo un humano, no me atrevería jamás a convertirlo en una criatura tan monstruosa solo por el bien de satisfacer una curiosidad, no podía ser tan frívola, sin embargo cada vez estaba peor, tenía su rostro en mi mente a cada momento, no lograba pasar un día sin que el sonido de la sangre corriendo por sus venas me hiciera recordar mi sed, mi estado empeoraba con el pasar del tiempo y no encontraba una solución, no podía simplemente correr a los brazos de Kaname y llevar su vida a un peligroso borde solo por la confusión de mis sentimientos, debía aclararme lo más pronto que fuese, imagino que negaba lo que estaba ocurriendo por miedo, miedo a convertir a Kaien en un monstruo y miedo a traicionar el amor que sentía por Kaname, todo por miedo, sin embargo en mi voluntad comenzaban a aparecer grietas, cada vez me acercaba más y más a caer en un infierno del cual no había retorno, pasaba días en vela por miedo a ver en mis sueños lo que sería el final de mi vida, mis deseos reflejados en mis sueños mostrarían realmente quien soy, un monstruo que no puede contener su sed ni siquiera para proteger la vida de las personas que son importantes.

Los días pasaban mientras intentaba mantenerme alejada, consumiendo en cantidades absurdas mis píldoras sin siquiera disolverlas en agua, y aun así no era suficiente.

Una noche mientras estaba en el laboratorio realizando unos ajustes a la concentración de los suplementos llegó mí un aroma conocido, el aroma a flores silvestres mezcladas con muerte, mi piel se erizó y mi respiración se aceleró casi al borde de comenzar a híper ventilar, escuché los pasos acelerados de alguien que corría con fuerza, y el golpeteo en el suelo se acercaba peligrosamente, un portazo me sobresaltó, y sin darme lugar para cualquier reacción unos fuertes brazos me rodearon con la fuerza que un predador atrapa a su presa.

-Nao-Chan!!!

Esa voz que gritaba en mi oído ignorando cualquier protocolo me recordaba cuan hambrienta estaba, no quería aceptar que era su sangre la que quería, use mi fuerza para soltarme de su atadura aunque me desgarrara, sabía que si me quedaba bajo su abrigo por más tiempo se apoderaría de mí el instinto y sería capaz de cometer el mayor pecado, aquel del que nunca podría escapar.

En su rostro vi como la luz de sus ojos se opacó al momento de mi rechazo, dio un paso atrás escondiendo su sorpresa y aun así sonrío para mi, una sonrisa tan dulce que jamás creerían que pertenece al que llaman “cazador legendario”

-¿Qué haces aquí Kaien?, sabes que no puedes entrar hasta aquí, tienes suerte que los guardias no te hayan atacado a matar.

Una sonrisa se dibujó en sus labios y así dio un paso a la izquierda dejando ver el pasillo tras la puerta que hacía unos instantes había golpeado; al menos cinco guardias tumbados en el suelo completamente derrotados, realmente lo habían atacado y él había entrado a la fuerza

-pensé que eras un pacifista… ¬¬ -le dije-
-lo soy, pero ellos se interpusieron en mi camino para ver a mi adorable nao-Chan

Mientras decía esas palabras tan cursis, volvía de nuevo a poner sus brazos de cazador sobre mis hombros de sangre pura, mis latidos se aceleraron, escuchaba su corazón y deseaba sacarlo de su pecho y beber de él hasta la última gota. Mis ojos se cegaron, por un segundo tuve miedo de mí misma, aun bajo sus brazos me di la vuelta para que no pudiera notar el color rojo de mis ojos que brillaban como los de un cazador de la noche que aguarda en silencio a su presa.

-Realmente no conoces los protocolos para tratar con un sangre pura verdad?

Apenas pude pronunciar con la voz quebrantada por mi agonía, vi como sus brazos se alejaban y con una voz mucho más madura se disculpó y se alejó de mí, quizás se dio cuenta, quizás no, pero si no me hubiera soltado en ese instante, mis instintos habrían quedado al descubierto.

Me contó que necesitaba una dosis más concentrada del suplemento para ese niño cazador que ahora vivía en su casa, que tragedia, realmente sentía pena por el chico, perder a toda su familia y encima estar condenado a perder la razón poco a poco hasta que su sed fuese insoportable y luego morir, ningún sangre pura puede imaginar tal sufrimiento.

-Estoy preparando una nueva versión algo más concentrada, imagino que le pueden servir, aun estoy haciendo algunos ajustes así que tardare al menos tres días, puedes venir por ellas entonces.

Asintió con la cabeza, mientras se ponía de pie, con el rostro muy serio se acerco a mi puso su mano derecha detrás de mi cabeza, me empujó hacia él, di un paso y me dio un beso en la frente.

-cuídate- me dijo y luego se fue, yo quede allí, petrificada sin poder siquiera parpadear, odiaba que hiciera eso, siempre se comportaba tan infantil, siempre con sus chistes, que cuando ponía aquella seria expresión en su rostro me descomponía completamente.

Luego de un par de días de duro trabajo logré equilibrar la fórmula para las nuevas pastillas, así que pensé que sería bueno llevarlas directamente a la academia, ya que el chico Kiryuu realmente las necesitaba.

Cuando llegué aun estaba el sol en lo alto así que me sentía algo cansada, los estudiantes de la clase diurna hicieron mucho alboroto, de alguna manera convivir con vampiros los había vuelto sensibles a nuestras presencias, o quizás, soy bella… jejeje…. Me sorprendió que ningún estudiante de la clase nocturna fuera a verme, imagino que por orden de Kaname todos se quedaron en sus sitios, a nadie le convenía que nos vieran juntos por ningún motivo.

Fui hasta la oficina de Kaien, después de todo no conocía la apariencia del niño cazador y él por lo que había escuchado odia a los sangre pura, así que lo más prudente era darle el encargo a Kaien.

Llegué a la puerta de la oficina guiada por uno de los estudiantes que se tropezó en el suelo al menos tres veces, creo que iba demasiado distraído tratando de adivinar si me iba a transferir a la escuela, realmente leer la mente de un mortal es tan sencillo, que resulta aburrido.
Como era de esperarse Kaien muy al contrario de todos sus estudiantes había sentido mi presencia en el momento que había puesto un pie en la academia y ya tenía puesto sobre el escritorio dos tazas de mi té favorito, vistiendo de forma vergonzosa para llamarse a si mismo cazador me dio la bienvenida cerrando la puerta tras de mi.

Le entregué la bolsa que contenía una dotación importante de la píldora que había terminado, y me senté a tomar té.

-no era necesario que vinieras hasta aquí Nahomi.
-bueno en realidad las terminé antes así que no vi ningún inconveniente en tráelas.
-aun así, sabes que con una llamada hubiera bastado, yo habría ido por ellas y te hubieras evitado la molestia.

Realmente nunca pensé en esa posibilidad y que él lo dijera no tuvo otro efecto que sonrojarme, aun así me alegraba de haber ido, podía sentir la presencia de Kaname y podía ver a Kaien, comenzaba a preguntarme si sería una buena idea asistir también a la academia cross.

Mientras esos pensamientos cruzaban mi mente no noté que el cuarto había quedado completamente en silencio, cuando volví en mi misma, Kaien estaba con una mirada muy triste mirando hacía la nada, realmente me molestaban esos cambios bruscos de actitud que tenía.

-que ocurre? Le pregunté.

Una mirada tan profunda como la oscuridad misma me atravesó, una mirada que nunca había visto, esa expresión, no estaba en mi mente, no sabía como reaccionar a ella, no sabía que decir, ni que hacer; se puso de pie y quitó de sus hombros ese horrible cobertor verde que llevaba encima y la cinta que tenía en su cabello se soltó por lo brusco de su movimiento caminó con pasos fuertes hacía mi y me tomó del brazo, de un solo golpe hizo que me pusiera de pie quedando peligrosamente cerca, abrí mis ojos lo más que pude tratando de que apareciera algo en mi mente, lo que fuese, cualquier cosa, sin embargo no podía hacer nada, mi cuerpo no respondía, no podía moverme, esa mirada de víbora que hipnotiza a su presa antes de envenenarlo hasta morir, estaba tan confusa siempre había sido la víbora, siempre eran mis ojos los que hipnotizaban a mis presas, en que momento se habían intercambiado los papeles?.

Sus ojos no se alejaban de los míos, aun con mi brazo en su mano, y mi rostro demasiado cerca al suyo para evitar sentir su olor a flores silvestres estaba siendo examinado centímetro a centímetro, soltó mi brazo y bajó su rostro, yo quede inmóvil, de nuevo, retrocedió hasta el sillón que se encontraba a un lado de la habitación, y cayó sobre el con un gran peso.

-lo siento, susurró mientras miraba al suelo con su cabeza entre las manos.


Mi cuerpo comenzó a moverse por voluntad propia, mi mente aun no tenía el control y mi ser estaba lleno por esa expresión de dolor, estando allí de frente a solo unos centímetros de él, me deje caer de rodillas en el suelo, solo para alcanzar su rostro, tomé sus manos entre las mías mientras él sostenía el peso de sus pensamientos, y levanté su rostro hacía el mío para que pudiera hipnotizarme una vez más, pero no estaba preparada, tenerlo tan cerca puso de nuevo mi mente en blanco y jugando con fuego acerqué mi rostro al suyo sellando sus labios contra los míos, de un solo golpe los pensamiento que había tenido bajo llave en mi mente llenaron mi cuerpo, el sabor de sus labios era adictivo, soltó mis manos y me tomó por la espalda, con la fuerza que tantas veces uso para acabar con mi raza ahora la usaba para estrecharme tan fuerte que sentía que me iba a fundir con él, mis manos soltaron su rostro, y abrazaron su cuerpo listos para no dejarlo huir jamás, en su regazo con su cabello entre mis dedos y su olor recorriendo todos mis sentidos, no podía resistirlo más, mi corazón latía con tanta fuerza que dolía, el sonido de su sangre corriendo por las venas retumbaba en mis oídos tan fuerte que no podía escuchar mis propios pensamientos, su olor me llevó poco a poco hasta su cuello, y con un suspiro mi frente cayó sobre sus hombros, el tiempo se detuvo, ¿Qué estaba haciendo?, ¿realmente quería destruir su vida por mi egoísta deseo?, era decepcionante, ver como se había apoderado de mí un monstruo que creía muerto, había silencio, mis brazos que hace un momento habrían detenido una montaña, ahora se encontraban sin fuerzas caídos a mis lados mientras mi frente reposaba con vergüenza sobre el hombro izquierdo de Kaien. Sin un ápice de duda en su voz de pronto él dijo, -¿Porqué te detienes?- no podía creer lo que oía, en verdad no entendía porque me detenía? Estaba dispuesto a sacrificar su vida?

-Esto es lo que necesitas no es así?, es por eso que has estado evitándome, debo admitir que me siento importante al pensar que es mi sangre la que deseas.

-no seas arrogante,-respondí, era increíble ver con que tranquilidad se tomaba esto-  no digas cosas que pueden poner tu vida en riesgo

-Estaré bien, mientras sea nao-Chan, estaré bien.

Cerré los ojos, e inspiré una vez más dejándome embriagar por su aroma, mis colmillos salieron prominentes de mis labios recordando a ambos mi naturaleza, me acerqué de nuevo a su cuello y saboree su piel para grabar su sabor claro en mi memoria, su sangre, me volvía loca y sin pensarlo de nuevo atravesé su piel tan profundo como pude y cuando la primera gota llegó a mi boca mi cerebro se derritió, era miel, era vida, su vida que ahora compartía, los latidos de su corazón se aceleraron, sin embargo no dijo una palabra, cuando estuve satisfecha, me detuve, lo había hecho, lo había traicionado, solo cuando termine, volvió a mi la razón y pude sentirme culpable. Ambos nos quedamos en silencio, tratando de adivinar que pasaba por la mente del otro.

En medio del silencio se escuchó un golpeteo en la puerta, uno de los estudiantes quería hablar con su director así que Kaien cubrió la marca de mi pecado y abrió la puerta, yo tomé rápidamente mis cosas, salí por la puerta solo dije –lo siento, perdóname- y Salí mientras el chico miraba atónito la situación imaginando que habría ocurrido, aunque seguramente jamás podría adivinarlo

Sin embargo, fue una sorpresa ver que el veneno que reposaba en mis colmillos no lo llevó a convertirse en un nivel e, después de todo él era un cazador que había forzado su estirpe a una mutación gracias a mi sangre y cuerpo original, aunque el único que sabía de esto era Kaname, la fuerza que lo había llevado a vivir 200 años sin una sola marca y aquella que le había dado la habilidad para acabar con nosotros tan fácilmente era la misma que le había salvado de quedar reducido a una pobre criatura sin razón. Aun me queda la duda si él en verdad lo sabía o no.

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